Hace tiempo era un niño buen cazador de nubes
y es que al cielo subía por sumas de escaleras,
trepando por la hierba de luz del arco-iris
o por los hilos de sol de mis cometas.
Ahora quiero volar. Sé que antes del silencio,
antes del bien y el mal, del cruel y del tirano,
paseaba por el mundo sobre ángeles y cosas
un hombre libre con alas en las manos.
Y ahora vuelvo a volar. Tengo unas alas blancas
con que arañar el aire, romper el horizonte,
viajar hasta ciudades lejanas como sueños,
y enseñarles a todos que es posible la vida.
Suben a mi ventana gritos alucinados,
chirridos de sirena arañándome entero
y voces de "estás loco, volar es para pájaros".
Pero extiendo mis alas, miro hacia el cielo y salto,
miro hacia el suelo y caigo.
Volar es para los pájaros.
Adiós, Hilario.
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